Neva Skinner, 97 de Milton, Florida, murió el 29 de diciembre de 2020. Sirvió como misionera a Chile con su difunto esposo, Boyd Skinner.
Neva Lucile Zimmerman nació el 3 de noviembre de 1923 a Amos y Salome Zimmerman en Decatur, Indiana. Era la última de siete hijos, y la familia asistió fielmente a la Iglesia Misionera de West en Berne, Indiana. Conoció a su esposo, Boyd, a través de un arreglo de su sobrina, que sintió que una mujer que va al trabajo misionero debería tener un buen esposo que fue llamado al ministerio. Ella y Boyd estaban casados en 1945.
En noviembre de 1950, fueron a Bolivia como misioneros pioneros patrocinados por la organización Juventud del Condado de Hamilton para Cristo. En junio de 1952, se ofrecieron voluntarios para abrir una misión de santidad en Arica, Chile, por lo que viajaron para comenzar a establecer contactos y establecer la fundación relacional para su trabajo en Chile. Más tarde se les unieron dos familias, los MacFarlands y Terrys. Si bien las situaciones de vivienda causaron que los Terrys regresaran a Bolivia, los Skinners y MacFarlands continuaron abriendo nuevas áreas y nuevas obras todo el camino en las áreas remotas de las montañas.
La Iglesia de la Junta General Nazarena votó en 1962 para aceptar la misión de Chile en sus obras en América del Sur y la colocó bajo la jurisdicción del Consejo de Bolivia con Harold Stanfield como superintendente. Los Skinners fueron comisionados como misioneros nazarenos así como y regresaron a Chile ese verano para continuar su trabajo oficial en el país con la Iglesia de la Nazarena. Durante los primeros 26 años, estaban involucrados en establecer nuevas iglesias y obras en el país, siendo pioneros en la presencia nazarena allí, incluida la apertura de cuatro áreas de distrito.
De 1980 a 1987, Boyd y Neva trabajaron en el seminario en Santiago, Chile. Boyd enseñó algunos cursos mientras Neva sirvió como bibliotecaria, enseñó clases de escribir y era la anfitriona de los invitados del seminario. Disfrutó cantar en el coro de su iglesia, leyendo la Palabra de Dios, enseñando la Escuela Dominical, y fue considerada una anfitriona fabulosa para actividades juveniles y adultas.
Fue precedida en la muerte por su esposo, Boyd Skinner. Le sobreviven sus hijas, Marily Teakell, Carolyn Thomas y Avelyn Lichtenwalmer; su hijo, Timothy Skinner, y numerosos nietos y bisnietos.